Supervisión y monitoreo a la integridad
La ética profesional del capital humano es parte fundamental de la excelencia que alcancen las organizaciones, opina Fernanda Zenizo.
No resulta extraño enterarse a través de las noticias en diversos medios de comunicación, redes sociales o en conversaciones con amigos y compañeros de trabajo, sobre casos de fraude, actos de corrupción, ataques cibernéticos, robo de información, entre otros ilícitos, a organizaciones de cualquier sector, giro, tamaño y prestigio. No son temas cotidianos, pero sí frecuentes.
Ante esto, la implementación de tecnología que fortalece los aspectos de seguridad cibernética, intercambio de información, transacciones financieras y otros en las empresas va por el camino correcto, pero no es suficiente cuando no se contempla el comportamiento de los seres humanos, es decir, la honestidad e integridad del personal que colabora en las organizaciones.
De acuerdo con el reciente estudio de PWC, la Encuesta global sobre delitos y fraudes económicos mundiales 2020, el 47% de las empresas consultadas manifestaron que han padecido de uno o varios actos ilícitos, siendo los cuatro más comunes los relacionados a seguridad cibernética, malversación de activos y, por último, pero no menos importantes, los de sobornos y corrupción.
Aunque se manifestó que varios de los ilícitos provinieron directamente de sus clientes, algunos de éstos también tuvieron como autores a alguien interno, o en muchos casos, en colusión. En el caso de los hechos cometidos por colaboradores de la empresa, que, de acuerdo con el estudio, son casi la mitad de los incidentes reportados y que resultaron en pérdidas de hasta 100 millones de dólares, son generalmente los más difíciles de predecir y controlar y pueden llevar a pérdidas de negocios, daños a la marca y reputación, multas, entre otros.
Publicado originalmente en: https://expansion.mx/opinion/2020/06/02/supervision-y-monitoreo-a-la-integridad